domingo, 12 de septiembre de 2010

Irradiando a Cristo...

Querido Jesús, ayúdame a esparcir Tu fragancia por dondequiera que vaya.

Inunda mi alma con Tu Espíritu y Vida.

Penetra y posee todo mi ser tan completamente que mi vida sólo sea un resplandor de la Tuya.

Brilla a través de mí y permanece tanto en mí que cada alma con la que tenga contacto pueda sentir Tu presencia en mi alma.

¡Permite que ellos al mirarme no me vean a mí, sino solamente a Jesús!
Quédate conmigo y entonces podré comenzar a brillar como Tú brillas, a brillar tanto que pueda ser una luz para los demás.

La luz, oh, Jesús, vendrá toda de Ti; nada de ella será mía.

Serás Tú quien brille sobre los demás a través de mí.

Permíteme así alabarte de la manera que Tú más amas, brillando sobre aquéllos que me rodean.

Permíteme predicarte sin predicar, no con palabras, sino con mi ejemplo, con la fuerza que atrapa, con la influencia compasiva de lo que hago, con la evidente plenitud del amor que mi corazón siente por Ti.  Amén

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